Viajar a lo incierto, pensar en movimiento

Silueta humana compuesta por capas superpuestas de papel envejecido con textos borrosos, representando la identidad como palimpsesto.

Palimpsestos

Hoja antigua con texto superpuesto parcialmente borrado, como metáfora de identidad construida sobre huellas del pasado.
Lo que creemos escribir en limpio, ya estaba escrito en sombra.
Dos hombres similares enfrentados cara a cara; el más joven señala al mayor con el dedo, simbolizando la identidad construida por oposición.
No me parezco a vos, pero te sigo mirando para definirme.
Mujer joven se mira en el espejo sin notar que detrás de su reflejo hay una mujer mayor que la observa, simbolizando la herencia invisible que condiciona lo que creemos elegir.
A veces no nos parecemos, pero tampoco somos tan distitntos.
Líquido oscuro cayendo en un molde con forma de corazón, simbolizando cómo lo heredado con amor puede limitar las formas de sentir sin que lo notemos.
Lo que repetimos por amor puede darnos forma, pero también puede limitarnos.
Collage de rostro humano compuesto por distintos recortes de rasgos, como metáfora de la identidad construida por capas superpuestas.
Solo al final, cuando dejamos de buscar una versión perfecta, vemos con claridad de qué estamos hechos.

  1. El término palimpsesto proviene del griego palímpsēstos, que significa “raspado nuevamente” y designa aquellos manuscritos antiguos reutilizados mediante el borrado parcial de un texto previo para escribir otro por encima. Aunque aparentemente se haya eliminado el contenido anterior, este persiste como una huella tenue. Sigmund Freud retoma esta figura en su texto “Una nota sobre el bloque mágico” (1925), donde compara el aparato psíquico con un palimpsesto en el que las huellas mnémicas no desaparecen por completo, sino que se conservan en capas superpuestas que actúan desde lo inconsciente. Esta metáfora ha sido fundamental para pensar la subjetividad como una escritura estratificada y no como una hoja en blanco. ↩︎
  2. Sigmund Freud desarrolla el concepto de compulsión a la repetición en Más allá del principio del placer (1920), donde observa que ciertos sujetos repiten experiencias dolorosas no por búsqueda de placer, sino como expresión de una fuerza psíquica más allá del principio de placer. Esta compulsión puede manifestarse como repetición de vínculos, actos o situaciones inconscientes que reeditan un trauma no elaborado. ↩︎
  3. Jacques Lacan retoma la idea freudiana de repetición y la articula con el concepto de acto fallido del sujeto. En su seminario El acto psicoanalítico (1967-1968), afirma que lo que no se inscribe simbólicamente en el discurso —lo no dicho, lo no representado— retorna en lo real a través del acto. El sujeto no actúa desde la libertad consciente, sino desde una estructura inconsciente que organiza sus elecciones. De allí su célebre frase: “El inconsciente está estructurado como un lenguaje.” ↩︎
  4. Paul Ricoeur desarrolla esta noción en Sí mismo como otro (1990), donde sostiene que la identidad personal no puede pensarse como una unidad fija, sino como una construcción narrativa mediada por la alteridad. La relación con el otro —ya sea como interlocutor, adversario o modelo— es constitutiva del sí mismo. ↩︎
  5. Jerome Bruner, en La construcción narrativa de la realidad (1991), plantea que el ser humano se comprende a sí mismo a través de relatos. La identidad no es una esencia dada, sino un texto que se organiza con las historias que nos contamos y nos han contado, incluyendo contradicciones, silencios y omisiones. ↩︎
  6. René Kaës desarrolla el concepto de lo no pensado de las generaciones anteriores en obras como El sujeto del grupo (1993) y Los herederos silenciosos (2012). Se refiere a los contenidos psíquicos no elaborados en una generación que, al no haber sido integrados simbólicamente, se transmiten como cargas inconscientes a las siguientes, generando síntomas, repeticiones o vacíos subjetivos. ↩︎
  7. Pierre Bourdieu conceptualiza el habitus como un conjunto de disposiciones incorporadas socialmente que orientan nuestras prácticas, percepciones y elecciones sin necesidad de conciencia explícita. En La reproducción (1970) y La distinción (1979), muestra cómo incluso los actos más cotidianos están atravesados por una lógica social que impone formas de vida naturalizadas, reproduciendo desigualdades a través de lo que denomina violencia simbólica. ↩︎
  8. Jacques Derrida desarrolla el concepto de differánce en su conferencia homónima de 1968, publicada en Margins of Philosophy (1972). Esta noción remite al doble movimiento de diferir y de remitir a otro: el significado nunca es presente ni pleno, sino que está siempre desplazado y tejido por huellas de otros significados ausentes. En este marco, Derrida sostiene que ningún texto —ni siquiera el de la subjetividad— es originario o puro, sino que está constituido por trazos de otros textos, estructuras y lenguajes que lo habitan desde antes. Así, lo que creemos elección autónoma puede ser repetición estructural. ↩︎
  9. Michel Foucault desarrolla esta idea en su curso El gobierno de sí y de los otros (1982–1983) y en Vigilar y castigar (1975). Allí plantea que el poder moderno ya no se ejerce principalmente a través de la represión, sino a través de la producción de subjetividad. El sujeto contemporáneo es inducido a vigilarse a sí mismo, a confesarse, a autoanalizarse. La interrogación de sí, lejos de ser un acto de libertad, puede ser un dispositivo de control. ↩︎
  10. Mark Fisher aborda esta crítica en Realismo capitalista (2009), donde sostiene que el capitalismo tardío ha absorbido incluso las formas de disidencia, transformándolas en elementos funcionales al sistema. La introspección, la autenticidad emocional y la crítica individual se convierten en bienes simbólicos, útiles para mantener la maquinaria en marcha. El yo deviene marca personal, y la supuesta liberación subjetiva se transforma en una forma de productividad emocional. ↩︎

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